El trasfondo de un feminicidio se encuentra en la misoginia irreversible que, cobijado por la impunidad judicial, mata a las mujeres, las mutila, les viola, por el simple hecho de ser mujeres. Y mientras el Gobierno no sea capaz de entender que tales hechos forman parte de un problema sistemático de violencia de género, y no asesinatos comunes, hecho aislados o efectos colaterales del crimen organizado, seguirán descubriéndose cuerpos de mujeres mutiladas, cada vez más, en México..
Y se le llama así: Feminicidio; es decir, “matar a una mujer”, un acto particular extremo de la violencia de género contra las mujeres que ellos Gobiernos y los Congresos deben adoptar cuanto antes, tanto como se encuentra tipificado de manera común el Homicidio. Y para los puristas tanto del lenguaje como de la dominación patriarcal, piénsese que el término merece la misma justicia que las mujeres asesinadas bajo su sombra, quienes además, deben padecer el nulo reconocimiento jurídico-teórico de su condición. De modo que parece increíble –pero vergonzantemente cierto-, que hasta en eso se niega el avance de las mujeres, el cual, aún persiste en condiciones de equidad, aunque haya quienes estúpidamente arroguen a la historia lo contrario.
El asesinato de una mujer no puede ser calificado como “Homicidio”, por una simple cuestión lingüística:
“Homicidio”, tiene su raíz etimológica en “Homo” que es igual a “Hombre” y “Cidium” que es igual a acción de matar: “Homicidium”; es decir, matar a un hombre. Feminicidio, del romance francés “Femme” y el latín “Femina” que es igual a “Mujer” y “Ciudium”, que es igual a acción de matar”: “Feminicidium”; es decir, matar a una mujer.
Sin embargo, sucede algo curioso en ambos casos. Que un homicidio regularmente es cometido por otro hombre, mientras que un femicidiio no es cometido regularmente por una mujer, sino por un hombre, también. Y he ahí lo adicional: que un feminicidio conlleva una carga de violencia sexual y particular saña que detona la hipótesis que tales crímenes se cometen con un simple interés: matar porque se puede. De modo que si el Código Penal federal y de los Estados añadiera perspectiva de género a su interés por repartir justicia e incluyeran la figura del Feminicidio, México cuentaría con una estadística verificable sobre los asesinatos de mujeres que son producto de la violencia de género, y así, implementar políticas públicas que atajen, prevengan y la castiguen con justicia
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