¿Qué puedo decir yo, humilde sembrador de palabras, ante ti, inmenso héroe de la historia? ¿Cuanto puedo yo darte a ti, gigante, si comparado contigo soy apenas un hilo suelto de tu bota? Sólo una cosa alcanzo a pedirte, más como un deseo que como una petición: Cuando yo me muera, que se diga que yo fui apenas el más pequeño de tus hijos y que tu fuiste mi padre, el más amado y el más grande.
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