El Estado mexicano ha aprobado este domingo 8 la privatización de los recursos energéticos. Con 29 votos a favor y nueve en contra, el Senado del país escribió un capítulo histórico que contará el paulatino desmantelamiento de lo que aún se conoce como Petróleos Mexicanos (PEMEX), empresa estatal creada en 1938 por el ex presidente –y último de la Revolución de 1910-, Lázaro Cárdenas, tras ordenar la nacionalización de los energéticos. Se inaugura así en México la era del capitalismo rapaz. Ya no solamente aquel que oprime a la clase trabajadora bajo la losa de las relaciones mercantiles, sino ahora éste, que convierte el saqueo en ley. Un momento que puede compararse con la concesión privada del cobre en Chile.
La iniciativa fue orquestada por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el poder y segundada por el Partido Acción Nacional (PAN). Y juntos rechazaron las reservas a la iniciativa sostenida por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), incluida la iniciativa para realizar una consulta popular sobre esta llamada Reforma Energética. Pero finalmente la orden del presidente Enrique Peña Nieto se cumplió y la privatización de PEMEX es una realidad.
Más, aún con la débil y casi teatral oposición del PRD, se cumplió la primera gran enmienda del Pacto por México, la alianza interburguesa conformada por éstos mismos tres partidos políticos y los capitalistas más poderosos del país. El objetivo es terminar de anclar a México en la cadena imperialista, de la cual formaba parte desigual, hasta ahora, cuando por fin (suspiran ellos, aliviados) los bienes públicos se están colocando por ley en manos privadas, nacionales y extranjeras. Ha pasado ya con la Educación y le ha seguido la energía y el petróleo. En ambos casos, lo han hecho con el Congreso cercado entre vallas metálicas y cientos de policías anti motines armados con lanzabombas.
Pero hay algo más simple que un golpe histórico en esta privatización. De hecho, el paso dado por la burguesía mexicana no es sino un resultado lógico; como un cuatro después del tres. Ya muchos columnistas financieros se preguntaban, cada vez con más frecuencia ¿hasta cuando México realizará sus “reformas estructurales”? El sistema jurídico-político no encajaba con la realidad económica. Una Constitución proteccionista que obligaba a políticos y empresarios a corromperse en el afán de hacer dinero. Era necesaria la reforma. Ajustar la ley al negocio. Y sucedió. No es que el saqueo vaya a acabarse ahora con la privatización; ahora le llamarán inversión. Saqueo legal. Negocio redondo.
Además, en el mejor momento. Cuando el capitalismo hace estragos y necesita abrir nuevos mercados para salvarse. Hasta ahora, los recursos naturales seguían siendo propiedad de la Nación. Al menos en el papel. Eso se acabó. No es que no fueran propiedad de unos cuantos. Hace dos décadas privatizaron las telecomunicaciones, los ferrocarriles, el campo, las minas, los bancos. Faltaba esto. El paquete completo. Sin contradicciones.
México se viene convirtiendo en un país de renta; donde cualquiera que llegue puede hacer negocio y con buenos contactos, volverse millonario. Hay de todo, ya petróleo o bien, droga. Y se puede porque el sistema ha sido creado para eso. Uno que ahora ha liquidado con su reforma el 60 por ciento de gasto social que emanaba de la renta petrolera nacional. Uno en que, por lo cual, aumentarán los impuestos y exacerbaran la opresión de la clase obrera.
Y sin embargo, no todo es tan peor en esta reforma. Pues radicalizado el proceso de explotación capitalista, nadie podrá negar que la solución no es la reforma del mismo sistema burgués, sino su liquidación total. La construcción de uno nuevo, donde la clase trabajadora sea dueña de la producción y los recursos. Eso también es un resultado lógico, un proceso dialéctico de la humanidad. La historia lo advierte.
ALBERTO BUITRE – http://www.funuvida.org/opinion/mexico-esta-advertido-346
– Al alcalde Gustavo Petro y todo el pueblo colombiano que, en las montañas y en las calles, lucha por la paz.
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