La fragilidad. Estoy atrapado entre dos segundos entre cuyo lapso frenético y delicado se debate mi vida. Ante la inmensidad del mundo soy tan débil como una gota de agua y mi utilidad sólo es equiparable al capricho de la naturaleza. Nazco y muero según su humor. No soy sino un ser en situación, con la misión de preservar mi libertad por el mayor tiempo posible, segundo a segundo. Foto: Alberto Buitre.
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